
ISSN 2660-9134 | Abril 2021 | Volumen 8 | Artículo nº 9
¿PODEMOS TENER CIERTO CONTROL SOBRE EL ENVEJECIMENTO DE NUESTRO CEREBRO?
El cerebro humano es la estructura más compleja en el universo. Podemos adentrarnos en el por distintos caminos, pero, en cualquier caso, debemos abordar muchos niveles de estructura. Uno de ellos es la división entre sustancia blanca y gris.
La sustancia blanca debe su nombre a las vainas de mielina que recubren los axones neuronales y que le dan un color claro. Esta mielina aumenta la velocidad de conducción de los potenciales de acción permitiendo que la información se transmita más rápidamente. La sustancia gris no contiene mielina sino somas neuronales. Se sitúa más externamente, en la corteza, y su función principal es el procesamiento de información.
El embarazo es un proceso biológico que entraña numerosos cambios a diversos niveles en el cuerpo de la mujer, y el cerebro es uno los sistemas fisiológicos en los que se producen adaptaciones estructurales y funcionales como respuesta a dicha gestación.
Estudios previos en modelos animales- no humanos indican que existen modificaciones específicas como consecuencia del embarazo y la maternidad. Concretamente, estos cambios se producen en el llamado circuito maternal, un conjunto de regiones cerebrales que incluyen a las áreas de procesamiento social y de recompensa. Estas modificaciones juegan un papel fundamental en el proceso de vinculación afectivo- emocional que se desarrolla en la mujer gestante.
Pero, ¿cuáles son las regiones específicas que resultan activadas? Pues bien, hablamos concretamente del núcleo accumbens, una estructura cerebral que tiene un papel principal en la experimentación del placer y la recompensa, como, por ejemplo, el estímulo positivo que supone para una madre el contacto con su hijo recién nacido. Y el córtex prefrontal medial y el precuneo, áreas muy importantes en la regulación e integración de nuestro cerebro, así como en respuestas emocionales y de alerta.
El artículo de Martínez-García y colaboradores parte de la base de estudios anteriores, que demuestran que el embarazo produce cambios en la anatomía del cerebro de la mujer gestante, y dichos cambios son detectables hasta al menos dos años tras el parto. Se aprecia un descenso en el volumen de la materia gris durante la gestación, seguido de un ligero aumento tras el parto, aunque no se llegó a determinar si el volumen volvería a ser igual al que existía antes del embarazo, y por lo tanto los cambios serian irreversibles. Los dos primeros años tras el parto son críticos, ya que durante este periodo se requiere máxima dedicación y cuidados por parte de la madre. Si los cambios remitieran tras este periodo, significaría que están en correlación con esta inversión de energía. Si por el contrario persistieran, indicaría que el embarazo produce posiblemente un impacto irreversible en el cerebro de la madre.
En este estudio se ha querido ir más allá comprobando si la disminución de volumen de la materia gris persiste tras 6 anos desde el parto y si, observando dichos cambios, se podría hacer una clasificación correcta de las participantes como: mujeres que nunca han estado embarazadas y mujeres que tuvieron su primer embarazo hace más de 6 años.
Como conclusión, los autores exponen que, efectivamente dichos cambios se siguen observando tras 6 años desde el alumbramiento, cambios que juegan un papel crucial en la relación madre-hijo, y que, además, es posible realizar una clasificación entre mujeres nulíparas y primíparas con una precisión del 91.67%.
Pero, y si pudiéramos mejorar las conexiones neuronales de nuestro cerebro de manera consciente, ¿a base de hábitos saludables concretos?
Los axones que forman la sustancia blanca y que conectan distintas regiones cerebrales constituyen aproximadamente la mitad del volumen cerebral total. Además de los axones, también contiene oligodendrocitos, astrocitos y microglía. Es evidente el importante rol que la sustancia blanca tiene en el mantenimiento de una buena salud cerebral, en parte, debido a los efectos devastadores de enfermedades como la esclerosis múltiple. Sin embargo, esta ha tomado tradicionalmente un papel secundario en nuestra comprensión del comportamiento, y tan solo se cree que provee una ruta de comunicación interneuronal. No obstante, cada vez está más claro que la plasticidad que posee la sustancia blanca ofrece una ruta complementaria a través de la cual, la experiencia puede dar forma a las conexiones neuronales.
Investigaciones previas se han centrado en los cambios estructurales y funcionales que se producen en el cerebro humano debido al multilingüismo y la practica musical. Edna Andrews y colaboradores estudian concretamente como una práctica musical frecuente y de por vida afecta a la integridad de la sustancia blanca bilateral a lo largo del envejecimiento cerebral. Mientras que en el envejecimiento normal hay una tendencia a una disminución de la integridad de la sustancia blanca, la investigación en el área de la reserva cerebral cognitiva sugiere que actividades motoras-sensoriales complejas a lo largo de la vida pueden ralentizar o revertir esta tendencia.
La sustancia blanca debe su nombre a las vainas de mielina que recubren los axones neuronales y que le dan un color claro. Esta mielina aumenta la velocidad de conducción de los potenciales de acción permitiendo que la información se transmita más rápidamente. La sustancia gris no contiene mielina sino somas neuronales. Se sitúa más externamente, en la corteza, y su función principal es el procesamiento de información.
El embarazo es un proceso biológico que entraña numerosos cambios a diversos niveles en el cuerpo de la mujer, y el cerebro es uno los sistemas fisiológicos en los que se producen adaptaciones estructurales y funcionales como respuesta a dicha gestación.
Estudios previos en modelos animales- no humanos indican que existen modificaciones específicas como consecuencia del embarazo y la maternidad. Concretamente, estos cambios se producen en el llamado circuito maternal, un conjunto de regiones cerebrales que incluyen a las áreas de procesamiento social y de recompensa. Estas modificaciones juegan un papel fundamental en el proceso de vinculación afectivo- emocional que se desarrolla en la mujer gestante.
Pero, ¿cuáles son las regiones específicas que resultan activadas? Pues bien, hablamos concretamente del núcleo accumbens, una estructura cerebral que tiene un papel principal en la experimentación del placer y la recompensa, como, por ejemplo, el estímulo positivo que supone para una madre el contacto con su hijo recién nacido. Y el córtex prefrontal medial y el precuneo, áreas muy importantes en la regulación e integración de nuestro cerebro, así como en respuestas emocionales y de alerta.
El artículo de Martínez-García y colaboradores parte de la base de estudios anteriores, que demuestran que el embarazo produce cambios en la anatomía del cerebro de la mujer gestante, y dichos cambios son detectables hasta al menos dos años tras el parto. Se aprecia un descenso en el volumen de la materia gris durante la gestación, seguido de un ligero aumento tras el parto, aunque no se llegó a determinar si el volumen volvería a ser igual al que existía antes del embarazo, y por lo tanto los cambios serian irreversibles. Los dos primeros años tras el parto son críticos, ya que durante este periodo se requiere máxima dedicación y cuidados por parte de la madre. Si los cambios remitieran tras este periodo, significaría que están en correlación con esta inversión de energía. Si por el contrario persistieran, indicaría que el embarazo produce posiblemente un impacto irreversible en el cerebro de la madre.
En este estudio se ha querido ir más allá comprobando si la disminución de volumen de la materia gris persiste tras 6 anos desde el parto y si, observando dichos cambios, se podría hacer una clasificación correcta de las participantes como: mujeres que nunca han estado embarazadas y mujeres que tuvieron su primer embarazo hace más de 6 años.
Como conclusión, los autores exponen que, efectivamente dichos cambios se siguen observando tras 6 años desde el alumbramiento, cambios que juegan un papel crucial en la relación madre-hijo, y que, además, es posible realizar una clasificación entre mujeres nulíparas y primíparas con una precisión del 91.67%.
Pero, y si pudiéramos mejorar las conexiones neuronales de nuestro cerebro de manera consciente, ¿a base de hábitos saludables concretos?
Los axones que forman la sustancia blanca y que conectan distintas regiones cerebrales constituyen aproximadamente la mitad del volumen cerebral total. Además de los axones, también contiene oligodendrocitos, astrocitos y microglía. Es evidente el importante rol que la sustancia blanca tiene en el mantenimiento de una buena salud cerebral, en parte, debido a los efectos devastadores de enfermedades como la esclerosis múltiple. Sin embargo, esta ha tomado tradicionalmente un papel secundario en nuestra comprensión del comportamiento, y tan solo se cree que provee una ruta de comunicación interneuronal. No obstante, cada vez está más claro que la plasticidad que posee la sustancia blanca ofrece una ruta complementaria a través de la cual, la experiencia puede dar forma a las conexiones neuronales.
Investigaciones previas se han centrado en los cambios estructurales y funcionales que se producen en el cerebro humano debido al multilingüismo y la practica musical. Edna Andrews y colaboradores estudian concretamente como una práctica musical frecuente y de por vida afecta a la integridad de la sustancia blanca bilateral a lo largo del envejecimiento cerebral. Mientras que en el envejecimiento normal hay una tendencia a una disminución de la integridad de la sustancia blanca, la investigación en el área de la reserva cerebral cognitiva sugiere que actividades motoras-sensoriales complejas a lo largo de la vida pueden ralentizar o revertir esta tendencia.
En el estudio de Andrews participaron ocho músicos de 20 a 67 anos de edad, que empezaron su carrera musical a una edad temprana (6.4 anos de media) y que practicaban un promedio de 3 horas diarias, incrementándose hasta 9 horas en periodos de máximo rendimiento. Los resultados concluyen que la practica musical frecuente y continua incrementa la integridad de la materia blanca en ciertas áreas que parecen tener gran importancia en el desarrollo musical: el fascículo longitudinal superior (FLS) y el fascículo uncinado (FU). Además, la correlación entre el incremento de integridad y la edad de los sujetos es positiva. También se demostró que el estrato sagital (SS) bilateral, una región importante en el bilingüismo, no resulta afectado por la practica musical, de manera que se produce una pérdida de integridad de la sustancia blanca, tal y como se observa en el envejecimiento normal. Por tanto, esta zona no está relacionada con la practica musical regular y eficiente.
REFERENCIAS
Martínez-García, M.; Paternina-Die, M.; Barba-Müller, E.; Martín de Blas, D.; Beumala, L.; Cortizo, R.; Pozzobon, C.; Marcos-Vidal, L.; Fernández-Pena, A.; Picado, M.; Belmonte-Padilla, E.; Massó-Rodriguez, A.; Ballesteros, A.; Desco, M.; Vilarroya, Ó.; Hoekzema, E.; Carmona, S. Do Pregnancy-Induced Brain Changes Reverse? The Brain of a Mother Six Years after Parturition. Brain Sci. 2021, 11, 168. https://doi.org/10.3390/brainsci11020168
Andrews, E.; Eierud, C.; Banks, D.; Harshbarger, T.; Michael, A.; Rammell, C. Effects of Lifelong Musicianship on White Matter Integrity and Cognitive Brain Reserve. Brain Sci. 2021, 11, 67. https://doi.org/10.3390/brainsci11010067
Sampaio-Batista, C; Johansen- Berg, H. White Matter Plasticity in the Adult Brain. Neuron. VOLUME 96, ISSUE 6, P1239-1251, DECEMBER 20, 2017
Andrews, E.; Eierud, C.; Banks, D.; Harshbarger, T.; Michael, A.; Rammell, C. Effects of Lifelong Musicianship on White Matter Integrity and Cognitive Brain Reserve. Brain Sci. 2021, 11, 67. https://doi.org/10.3390/brainsci11010067
Sampaio-Batista, C; Johansen- Berg, H. White Matter Plasticity in the Adult Brain. Neuron. VOLUME 96, ISSUE 6, P1239-1251, DECEMBER 20, 2017
Documentación
Reseña realizada por: Silvia Ponferradas Cobos para My Scientific Journal

Silvia Ponferradas CobosRedactora My Scientific
Clinical Research Associate
Master en Ensayos clínicos
Licenciatura en Bioquímica.