Reseña realizada por la Dra. iole Ferrara Romeo
“La Vucciria” di Guttuso
Investigadores del National Institutes of Health de Bethesda (Maryland) se preguntaron si existe una asociación entre la elección de proteínas en la dieta, particularmente de diversas fuentes de alimentos, y la mortalidad en la población de E.E.U.U. y han realizado un estudio con más de 400000 participantes, que fueron seguidos durante 16 años. Los autores han observado que una mayor ingesta de proteínas vegetales en la dieta está relacionada con una reducción de la mortalidad tanto en hombres como en mujeres. En particular, por un incremento de 10 g por cada 1000 kcal en la ingesta diaria de proteínas vegetales, han observado una reducción de la mortalidad del 12% entre los hombres y 14% entre las mujeres. Separando los individuos en subgrupos según el consumo de tabaco, la diabetes, el consumo de frutas, y otros factores, dicha asociación se mantenía.
Al analizar las diferentes causas de muerte, se ha observado que la mayor ingesta de proteínas vegetales estaba también inversamente asociada con la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares, mientras que no se ha observado ninguna correlación con la mortalidad por cáncer y otras enfermedades como las patologías respiratorias.
Los autores examinaron también los efectos de una sustitución del 3% de la energía derivada de proteínas animales por proteínas vegetales y, otra vez, han observado una reducción tanto en la mortalidad total como en la debida a enfermedades cardiovasculares. En particular, la menor mortalidad general ha sido atribuida principalmente a la sustitución de proteínas procedentes del huevo y la carne roja por otras procedentes de fuentes vegetales, particularmente cereales, pan y pasta.
No es la primera vez que se documenta esta asociación inversa entre tasa de mortalidad y consumo de proteínas vegetales. Otros estudios describen un menor riesgo de mortalidad en grupos de individuos que consumen más alimentos ricos en proteínas vegetales, así como otros documentan una asociación entre un mayor consumo de carne roja y procesada y un aumento de la mortalidad. Sin embargo, al echar un vistazo a la literatura es evidente que la cantidad de estudios sobre los hábitos alimenticios ha ido aumentando a lo largo de los años y sigue en crecimiento, siendo cada vez más los que documentan los efectos beneficiosos de los alimentos vegetales sobre la salud, frente a los animales. Se va haciendo por lo tanto cada vez más evidente la importancia de que la sociedad y los individuos se cuestionen sus hábitos alimenticios y al elegir sus dietas tengan en cuenta también los efectos a largo plazo que éstas podrían tener sobre su salud y su esperanza de vida. El estudio del grupo de Bethesda, junto con otros anteriores, proporciona evidencias de que cambios en las dietas relativos a la elección de las fuentes de proteínas pueden afectar la salud y la longevidad.
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