Somos lo que comemos y cuando lo comemos

Reseña realizada por Lucía Aránega Martín

¿Crees que la hora a la que comes influye en tu cuerpo? ¿Es posible que la dieta afecte a nuestros ritmos biológicos? Y saber cómo varía… ¿puede ser beneficioso para la prevención o tratamiento de alguna enfermedad? Estas y otras preguntas son el punto de partida de la revisión publicada en la revista Nutrients (Chrononutrition and polyphenols: Roles and diseases), un trabajo dirigido por el Dr. Manuel Suárez, de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, donde se habla de la crononutrición, una nueva disciplina de la nutrición que estudia la relación entre ésta, el reloj biológico endógeno y el metabolismo.

Pero lo primero de todo: ¿qué son los ritmos biológicos?

Los ritmos biológicos son aquellos cambios que se producen en variables biológicas (como la secreción de hormonas o la síntesis de un metabolito) de manera cíclica. Un ejemplo son los conocidos ritmos circadianos, con periodicidad de alrededor de un día. Hay ritmos biológicos en todos los organismos, desde cianobacterias hasta organismos complejos, que molecularmente son controlados por los llamados relojes biológicos. Estos relojes endógenos están sincronizados con variables ambientales (ej: día/noche, disponibilidad de nutrientes…) y permiten una organización temporal para adecuar el comportamiento y funciones regulares al entorno (ej: vigilia/sueño, alimentación…).

Dra. Masmudi y el Dr. Khan
Imagen resumen elaborada por Lucía Aránega Martín con modificaciones de la imagen de la revisión Chrononutrition and polyphenols: Roles and diseases.
Adentrándonos en la maquinaria molecular del reloj biológico, localizada en los núcleos supraquiasmáticos (NSQ) del hipotálamo en mamíferos, encontramos dos proteínas cuya transcripción y traducción está controlada por retroalimentación negativa, llamadas CLOCK y BMAL1. Este heterodímero controla el metabolismo y las funciones celulares a través de la producción de otras proteínas de manera periódica. El sincronizador más estudiado es la luz, que a través de la activación del NSQ, regula procesos como la termorregulación, el metabolismo, la actividad o secreción de las hormonas, variando los comportamientos como la reproducción, la migración e hibernación en las distintas estaciones del año. Por ello es lógico pensar que modificaciones del reloj regulador puedan modificar el estado de salud-enfermedad de un organismo.

Del estudio de la relación entre el reloj biológico, la nutrición y el metabolismo surge la crononutrición. Esta disciplina estudia cómo la hora de la comida y el ritmo biológico afectan a la salud, el metabolismo y la nutrición de un organismo; y además, cómo la nutrición (cantidad, composición del menú) afecta a su sistema del reloj interno.

Gracias a estos estudios se ha puesto de manifiesto la importancia del horario de la ingesta y cómo éste afecta a nuestra dieta y a nuestra salud. Algunos hábitos, como no desayunar por las mañanas, cenar mucho y tarde, o tomar frecuentemente snacks modifican la digestión de los alimentos y altera la respuesta fisiológica, pudiendo derivar en problemas de salud como obesidad, hipertensión y diabetes.

También es posible que los alimentos afecten a nuestros ritmos biológicos. Se ha observado cómo determinadas dietas afectan a la liberación cíclica de hormonas como la insulina, la leptina (saciedad), el cortisol (estrés) o la ghrelina (hambre), modificando el perfil metabólico del organismo. Gracias a estos experimentos se conoce que el consumo de kiwis o cereales enriquecidos con triptófano mejoran la calidad del sueño, o que una dieta rica en grasas o carbohidratos favorece la aparición de diabetes, obesidad, inflamación e hipertensión.

Las plantas también sienten los cambios ambientales, y lo comunican a través de mensajeros químicos como los polifenoles. Estos mensajeros son responsables del color, sabor amargo, astringencia y estabilidad oxidativa de las frutas y verduras. El consumo de frutas ricas en polifenoles se ha asociado con prevención y tratamiento de enfermedades crónicas metabólicas como la hipertensión, el cáncer, la diabetes y la obesidad; por lo que es importante estudiar qué condiciones de cultivo producen el perfil de polifenoles óptimo. Este perfil es diferente entre plantas y, además, se puede ver modificado por el tipo de agricultura (ej: variedad, fertilización, factores ambientales como agua o luz) y de factores tecnológicos (ej: tratamientos postcosecha como lavado, almacenamiento o procesamiento). Un ejemplo bien estudiado son las frutas locales de temporada, que poseen un perfil de polifenoles característicos cuyo consumo se ha relacionado con múltiples beneficios en la salud como antioxidantes, antinflamatorios, cardioprotectores, antihipertensivos o anticancerígenos.

En conclusión, el tipo de alimentos y la hora de la ingesta afecta al ritmo biológico del individuo, y a su vez, los ritmos biológicos, como las estaciones, afectan al perfil molecular del alimento (como su composición en polifenoles) pudiendo modificar las propiedades beneficiosas de su consumo. Es por ello por lo que se recomienda para conseguir una vida saludable, una dieta equilibrada con alta presencia de frutas y verduras de temporada. Si quieres saber más acerca de los genes que forman parte del reloj biológico, qué experimentos han demostrado los factores que influyen en él o cómo el cultivo de una fruta puede modificar su perfil de polifenoles, puedes encontrar la información completa en:

Documentación y Reseña

Lucía Aránega Martín, para My Scientific Journal  08/12/2020
 
Lucía Aránega Martín
Lucía Aránega MartínRedactora My Scientific Journal
Bioquímica especializada en Biomedicina

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